EDITORIAL
La navidad farmacéutica.
Cuando faltan horas para que culmine el año es casi imposible escaparnos a la tentación de realizar un balance. Podríamos comenzar enumerando algunos logros institucionales que sin duda alguna fortalecen el modelo de Profesión y Farmacia que propicia FEFARA y por los que venimos bregando desde el año 2005. Pero lo que realmente nos moviliza es más el camino por recorrer, el trabajo por realizar, el desafío, lo que falta para lograr las condiciones que permitan el ejercicio de una profesión digna para nosotros y para nuestra comunidad, y no detenernos, hoy, en el rescate de algunos objetivos alcanzados.
Es con este criterio que queremos colocar un párrafo central en el Debe de nuestro balance anual y está referido al no haber logrado todavía la participación de los farmacéuticos como actores principales de la gestión del medicamento en todo el País, es decir interviniendo en la administración de los convenios de la Seguridad Social de manera directa, sin la participación de nuestros proveedores como intermediarios en la gestión de nuestro ejercicio profesional.
En la década del 80´ León Gieco escribía un tema emblemático… “La navidad de Luis”… que con el paso del tiempo se convirtió en un himno a la dignidad, al fin de las dadivas, al reconocimiento de la persona y de su trabajo; inspirado en un niño empleado de corta edad al que su Patrona le ofrecía un pan dulce y un poco de vino para que pase la navidad con su padre.
Que paralelismo tan particular existió en los días previos a esta navidad con los farmacéuticos argentinos, mendigando una nota de crédito de la Industria Farmacéutica, no para el festejo navideño, sino, con la sola pretensión de poder seguir brindando nuestro servicio dignamente.
Desde FEFARA nos seguimos preguntando cual es el rol de cada actor en este convenio, nos seguimos preguntando si los esfuerzos institucionales para destrabar los pagos que deben regirse por un cronograma preexistente tienen sentido; o si son solo parches que nos permiten conseguir el pan dulce dejando de lado nuestra pretensión básica ”poder brindar nuestro trabajo profesional a los beneficiarios de este Convenio teniendo una previsibilidad de cobro, responsabilidad que le compete exclusivamente a quien ostenta la titularidad del mismo y quién asumió contractualmente la obligación de financiarlo “.
Que el Estado suele tener ciclos particulares para la cancelación de sus obligaciones, no es novedad en nuestro país pero pretender enfrentar a los farmacéuticos con sus pacientes y con el Estado propiciando un corte de hecho por imposibilidad de reponer los medicamentos tiene tintes de una estrategia perversa. Las dos claras víctimas de esto, el Jubilado y los farmacéuticos que sin posibilidad de financiar el sistema resignan la atención de sus recetas para que terminen concentrándose en los mostradores de los económicamente más poderosos. Poderosos que, casualmente, suelen tener beneficios de comercialización especiales que nunca llegan a la farmacia media Argentina.
La vida de la Farmacia y de los Farmacéuticos argentinos, como la de Luis en el tema de León, continúa después de Navidad más allá del pan dulce, los brindis y las Notas de Crédito.
Por ello, seguiremos desde FEFARA avanzando con prisa y sin tregua en la consolidación de un modelo de gestión de los servicios farmacéuticos y de las farmacias donde definitivamente jueguen un rol protagónico las Instituciones representativas de la Profesión.
Finalmente, en este último párrafo no queremos perder la oportunidad de volver a hacer extensiva la invitación a todas las instituciones farmacéuticas para transitar juntos este camino.
Serán buenos años todos aquellos que nos encuentren con la iniciativa intacta.
FELICIDADES PARA TODOS