Editorial Noviembre 2013
Mercancías en los comercios
Medicamentos en las Farmacias
Frente a la Resolución n° 1632/13 del Ministerio de Salud de la Nación, que prohíbe la venta en farmacias de alimentos, productos de quiosco y otros bienes no relacionados con la atención y el cuidado de la salud, la Federación Farmacéutica (FEFARA) expresó su beneplácito por la decisión tomada por la autoridad sanitaria, por estar ella en total concordancia con el modelo de farmacia profesional y sanitaria que siempre ha impulsado esta Federación.
Manifestamos también que como representantes de una red que agrupa a más de 4.500 oficinas de farmacias en todo el país, convencidos del riesgo sanitario que conlleva la venta de medicamentos en otro tipo de comercios, es parte de nuestro deber instar al poder político para que estructure las medidas necesarias para que todos los medicamentos se vendan exclusivamente en farmacias.
Sin embargo, rápidamente se hicieron escuchar en operaciones periodísticas las voces que privilegian el interés comercial por sobre objetivos prioritarios como lo son la salud y el acceso a medicamentos seguros y confiables por parte de la población. Anticipando la intención de recurrir a la justicia para evitar el cumplimiento de dicha norma.
Todos sabemos que un fondo de inversión con lógica de retail tiene estructurada una economía de escala e integración en procura del mayor rendimiento económico posible. La racionalización del binomio costos / beneficios es su objetivo central y excluyente, tanto en sus cadenas de electrodomésticos, como en las heladerías y/o las farmacias, áreas todas en las cuales está o estuvo operando este fondo.
Y si bien es legítimo que un inversor procure por todos los medios a su alcance el logro de beneficios, no se debe soslayar la circunstancia de que la actividad farmacéutica es un hecho privado, pero de interés público… por lo cual, la legitimidad y racionalidad debe enfocarse en el servicio público que se brinda.
Esas voces se refieren también a cierta discriminación hacia la cadena, por parte de los administradores de la Seguridad Social. Y si bien somos los menos indicados para defender la posición de otros administradores, consideramos que un poco de equidad no le viene mal a este distorsionado mercado. Muy poco aportan estas cadenas a los afiliados y a la seguridad social, como para solicitar tratamiento preferencial.
La defensa de la góndola (bajo la excusa de que la atención farmacéutica ralentiza la atención), pone una vez más en evidencia nuestras diferencias filosóficas: el medicamento no es una mercancía que se puede cargar de paso en un changuito, junto a las golosinas, el azúcar, la yerba y los CD que comparten sus exhibidoras.
Estamos ante una actividad que atiende cuestiones relacionadas con la salud de la gente, por lo cual resulta a todas luces necesaria la regulación de las autoridades sanitarias correspondientes.
Por ello, en lugar de intentar transformar esta actividad en un mercado persa, tal vez lo más conveniente sería que los ejecutivos preocupados por las tasas de retorno de la inversión, aconsejaran a los “verdaderos dueños” sobre la conveniencia de incursionar en los negocios tipo “Súper Express”, actividad en la cual estarán exentos de molestas regulaciones.
Indudablemente se ha creado un escenario que invita a rediscutir la participación de los actores en la distribución de los recursos de la seguridad social, con el objetivo de permitir potenciar aún más esos recursos.
Por nuestro lado, vamos a continuar defendiendo y luchando con todas nuestras armas, por aquellas políticas que tiendan a fortalecer el desarrollo de la profesión farmacéutica y a cuidar la salud de los argentinos.