Mesa Nº 4. La seguridad social: presente y futuro de la cobertura de medicamentos
Coordinador: Cándido Santa Cruz, Farmacéutico, integrante de Fefara.
Expositores: Licenciado Sergio Vergara Ruiz, Presidente de la OSEP-Mendoza.
Farmacéutica Mónica Guerrieri, Coordinadora del programa “Uso racional del medicamento” de la OSEP-Mendoza.
Marcelo Delgado, Contador Público Nacional. Fue Interventor de la Obra Social de la Provincia de San Juan.
Miguel Antonio Tavella, Contador Público Nacional, Presidente del Instituto de la Seguridad Social de La Pampa.
A continuación presentamos un breve resumen de los antecedentes de los expositores.
Sergio Vergara Ruiz es Licenciado en Administración Pública y Ciencia Política, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo. También es Máster en Reforma del Estado en el área de salud de la Universidad Internacional de Andalucía, y tiene una Diplomatura en gestión de sistemas de salud, de la Universidad de Chile y la Universidad de Barcelona.
Mónica Guerrieri es Farmacéutica, especialista en farmacia clínica, en auditoría y gestión farmacéutica. Trabaja desde hace 25 años en la Obra social de los empleados públicos de la provincia de Mendoza (OSEP-Mendoza).
Marcelo Delgado es Contador público de la Universidad Católica de Córdoba. Posee una Maestría en Gerencia y administración de servicios de salud de la Facultad de Ciencias médicas, Escuela de Salud Pública, de la Universidad Nacional de Córdoba. También tiene un Máster en Administración de negocios, del Instituto de Ciencias de la Administración, de la SADE de Barcelona, España y realizó la carrera de Módulo internacional congresal, en la sede de la Universidad Luigy Boconi, en Milán, Italia.Realizó un Posgrado de Gestión gerencial, en la Universidad Austral, en Buenos Aires.
Miguel Antonio Tavella cursó sus estudios de Contador Público Nacional, en la Universidad Nacional de la Pampa. Fue Director General de Rentas y también, Subsecretario de Hacienda de la Provincia de La Pampa. Se ha desempeñado en importantes cargos de organismos nacionales, desarrollando diferentes funciones jerárquicas, en general, relacionadas con las áreas de fiscalización y auditoría. Actualmente, desde 2003, es Presidente del Instituto de Seguridad Social de la Provincia de La Pampa,cargo que ejerció, también, en un anterior período.
Palabras de Cándido Santa Cruz
Buenas tardes, me toca coordinar una de las Mesas más interesantes que tenemos en estas Jornadas, ya que podremos conocer la experiencia de personas a quienes les toca administrar recursos que, por lo general, siempre son finitos, pero que sin embargo deben cubrir una cantidad infinita de necesidades.
Siguiendo la línea de lo que se planteaba en la Mesa sobre “La cobertura de salud en las provincias” –que me resultó más que interesante– considero que los farmacéuticos tenemos mucho para aportar en este tema de administrar los recursos. Por ello, rescato lo que ha dicho el doctor Chuit y, continuando en la línea de lo que también aportó el Presidente del Colegio de la Pampa, afirmo que los farmacéuticos “queremos ser parte de la solución y no del problema”. Por ello, queremos destacar en esta Mesa que la farmacia comunitaria continúa siendo el punto sanitario más accesible para la gente, que cuenta con la Red más numerosa y que goza de mejor distribución. Además, esa red sanitaria cuenta con profesionales al frente de cada servicio, capacitados y dispuestos para solucionar los problemas de la gente. Adelante entonces con las experiencias que tienen para contarnos.
Sergio Vergara Ruiz
Muchas gracias por la invitación a los organizadores de FEFARA, es un placer compartir la experiencia de Mendoza. Desde el 11 de enero de 2016, soy el presidente de la Obra social OSEP y voy a tratar de contarles nuestra experiencia en función de cómo se están desarrollando las actividades.
Para que ustedes tengan dimensión de la tarea, les comento que OSEP es una obra social que administra un poco más de 380 mil usuarios, que están distribuidos por todo el territorio provincial. Mendoza tiene, por su extendida característica de ser un desierto, a sus poblaciones concentradas en cuatro o cinco oasis, entre los cuales media una distancia importante. Tenemos, por ejemplo, el Gran Mendoza, que presenta muchos departamentos y donde se concentra el 40% de la población y, luego, en el resto de la provincia se ubica el otro 60% de la población, incluso con algunos centros que se ubican a 400 km de la sede Capital. Esto, obviamente, conlleva a que el sistema sanitario de la provincia, presente ciertas fragmentaciones y características particulares.
Administramos un presupuesto superior a los 4 mil millones de pesos, en tanto, los aportes de nuestros afiliados oscilan alrededor del 6%, como empleados, y el Estado aporta, en su carácter de empleador, otro 6% más. Somos un ente público, pero no pertenecemos al Estado, aunque sí tenemos políticas en común con el Ministerio de Salud de la Provincia, con quien trabajamos y articulamos en conjunto.
Luego de esta pequeña presentación de la Obra social, me gustaría ponerlos en conocimiento –dadas las características de lo que significa el impacto del medicamento en la distribución de los recursos en un sistema de seguridad social– empezar a analizar algunas cuestiones.
En primer lugar, me gustaría decirles que muchas veces se habla de las obras sociales provinciales, cuando en realidad funcionamos como algo más. Digo esto, porque nosotros brindamos cobertura a una cantidad importante de jubilados. A diferencia delo que ocurre en el sistema de seguridad social nacional, los jubilados de las provincias, en casi todas las provincias de la República Argentina, tienden aquedarse en la obra social de origen, y esto implica que, en este momento, OSEP tenga más de 65 mil afiliados mayores de 65 años. Es decir que, de alguna manera, también funcionamos como el PAMI de las provincias. Por otra parte, nuestra población de 380 mil usuarios constituye aproximadamente el 20% del total de la población de la provincia.
Además, como parte de este panorama, debo decirles que todo lo que son las patologías crónicas, que fueron apareciendo, también empezaron a ser financiada por las obras sociales provinciales y, también a diferencia de lo que ocurre con la seguridad social nacional, que posee un sistema de reaseguro(después de que se ha modificado el sistema único de reintegros), nuestra obra social provincial tuvo que hacerse cargo con su propio presupuesto de financiar este tema. Es decir, un gran número de patologías cuya característica principal es la cronicidad, además, de la discapacidad a cuya cobertura mi provincia adhirió en 2011. Desde entonces, enfermedades crónicas y discapacidad caen sobre las espaldas de los seguros de salud provincial.
Otro tema, que se presenta en un gran número de afiliados y que es muy costoso es el tema de la fertilidad. Además de todo lo que se ha ido agregando como nuevos derechos que aparecen y que tienen que ser financiados por un fondo cuyos recursos son verdaderamente muy limitados.
Esta situación hace que, actualmente, lo que nosotros denominamos obras sociales provinciales, en realidad se hayan convertido en un sistema de seguridad social de las provincias a las que pertenecemos, con todas las connotaciones que eso lleva. Esto significa que nos encargamos de la problemática social y de la problemática de la inserción tanto de los adultos mayores, como de sus grupos familiares, ya que no solamente reciben prestaciones asistenciales, sino que, además de la promoción y la prevención, debemos hacernos cargo de todo aquello vinculado con la disfuncionalidad de la familia, con la inserción social y el desprendimiento del mundo del trabajo, entre un sinnúmero de otros factores.
Son temas que hay que tomar en cuenta, porque en realidad ese mismo fondo que originariamente financiaba la salud de un grupo de personas en actividad, hoy financia todas estas nuevas actividades, como el transporte del discapacitado, el transporte del adulto mayor, los hogares de rehabilitación, lo que tiene que ver con el sistema educativo, etc. Describo esta transformación de las prestaciones para que tomemos dimensión de qué significamos exactamente las obras sociales provinciales cuando las llamamos así y para que tomemos conciencia de que, en realidad, estamos hablando de verdaderos sistemas de seguridad social.
Por otra parte, quería hablarles más específicamente del fondo financiador, que es un tema central a considerar, a los efectos de ver de dónde salen los recursos. Este fondo está construido sobre la base de salarios de muy amplia dispersión ya que provienen de toda la estructura delEstado provincial, desde el juez hasta el obrero municipal, por decirlo de alguna manera.
Básicamente, quiero referirme a la sustentabilidad institucional, ya que hoy constituye una situación compleja poder alcanzar la sustentabilidad financiera mediante fondos, como los nuestros, que fueron creados a mediados del siglo pasado y que, obviamente, tienen un montón de características que han quedado retrasadas y que, como el resto del sistema, se encuentren en una situación de crisis.
Otro tema que no he dicho es que la provincia de Mendoza es una provincia absolutamente deficitaria. Fue recibida por este último gobierno con una deuda superior a los 12 mil millones de pesos. En este contexto, la Obra social debía 850 millones de pesos y, para este año, tiene un déficit presupuestario arrastrado del ejercicio 2015 de alrededor de 600 millones, o sea que la situación financiera es crítica, tanto para la provincia como para la Obra social.
El destino del presupuesto está afectado, en realidad por amparos judiciales, nuevos derechos, nuevas tecnologías (desarrolladas para presupuestos del primer mundo y de las que nosotros nos tenemos que hacer cargo), demandas sociales permanentes, medios de comunicación que actúan como socios de todo este sistema, un complejo médico-industrial que es el que determina cómo nosotros consumimos, más los grupos de poder que terminan haciendo que yo, presidente de la Obra social más un Directorio integrado por representantes gremiales y otros actores sociales, seamos simples títeres firmadores de documentos.
En realidad, lo más común es que si no doy una prestación, llegue el amparo, que la situación se resuelva en nuestra contra y terminemos asintiendo, ante las presiones sociales, económicas, corporativas, periodísticas, y todo lo que involucra este sistema. Esta situación obviamente se vuelve insostenible y es muy complicado actuar racionalmente en el uso de los, siempre limitados, recursos.
Por otro lado, el sistema prestacional de nuestras obras sociales no está siendo evaluado en sus servicios y resultados, es decir, desde el punto de vista de las evidencias clínicas. En el caso de los procesos clínicos asistenciales, no conocemos fehacientemente los resultados de la prestaciones, cómo llegan, cuáles son los desempeños, y todo lo que se ha planteado sobre el desequilibrio en el acceso a los servicios y en la distribución de los recursos. En definitiva, los grupos de mayor poder y mayor presión son los que mayores beneficios obtienen. En tanto, los grupos más distanciados del poder o solo vinculados a su territorio, reciben pocas prestaciones e incluso casi ninguna, pero lo cierto es que OSEP no mide, no evalúa prácticamente nada.
Yo fui uno de los directores de la obra social entre 2000 y 2007, cuando OSEP era un referente nacional respecto de la gestión sanitaria y era un momento muy importante, porque todo eso se había logrado básicamente con la eficiencia en la gestión, y la eficiencia en la gestión se vincula con poder realizar procesos que tienen que ser evaluados periódicamente, que están ajustados a objetivos que me planteo con un orden institucional político, del que participan muchos actores, con la racionalidad y el entendimiento que las partes deben tener para cuidar el objeto central de la organización. Porque, además, es ese mismo objeto central de las organizaciones el que alimenta y financia los intereses de los distintos actores involucrados.
Pero ese sistema de gestión, que cruzaba prestaciones, que generaba datos, que en ese momento era revolucionario, hoy desgraciadamente se perdió. Hoy nos toca reconstruir todos esos procesos, toda una estructura que, por si fuera poco, cuenta con 3500 empleados. Este último dato determina que tenemos una estructura burocrática importante. Además, la Obra social tiene como efectores propios tres hospitales, un centro odontológico y 25 sedes distribuidas por todo el territorio provincial, en tanto posee convenio con todo el sector privado y el sector público. Todo lo que describo hace que OSEP se encuentre en estas condiciones.
Ustedes se preguntarán qué medidas estamos tomando para comenzar a avanzar en un proceso de racionalidad. Y yo voy a contarles de modo sintético que son varias y les comentaré algunas, que me parece que nos pueden ayudar en el tema de la integralidad de la salud.
En primer lugar, lo que pretendemos es recuperar la credibilidad institucional y para eso tenemos que funcionar. Nuestros usuarios tienen que percibir que tienen servicios, es un tema que habíamos perdido y lo estamos tratando de recuperar.
Hemos desarrollado un programa materno-infantil. Entonces, un tema central lo constituye la estrategia: tenemos que abordar la población objetivo realizando la registración, el seguimiento y los controles prenatales de todas las embarazadas. Tenemos un promedio de cinco mil partos anuales, o sea que, para las 5 mil embarazadas de 2016, ya están todos los sistemas de registración en línea, se han cerrado los convenios con los prestadores –léase Círculos médicos, clínicas, bioquímicos y demás–, quienes se constituyen como prestadores preferenciales. Estos gineco-obstetras, médicos generalistas o médicos de familia, se ajustan a un protocolo que predetermina la Obra social, bajo determinados criterios, y se los capacita e incluye en un proceso. Entre ellos también hay pediatras, porque la cobertura incluye a la mamá durante todo el embarazo y además al niño hasta el año de edad.
La tasa de mortalidad infantil creció mucho en la provincia de Mendoza en los últimos años, junto con un gran empobrecimiento de la sociedad mendocina y, en 2014,el índice alcanzó el 14 por mil de chicos fallecidos. Esto es muy preocupante, una de las causas prioritarias de este ascenso de la tasa de mortalidad infantil fue que también creció el embarazo adolescente y la prematurez obviamente asociada, además, a todas las patologías de fondo. Por estos motivos, estamos abordando el problema de raíz y desde la estructura.
Conjuntamente con eso, hay un programa para facilitar el acceso al primer nivel de gestión clínica, o sea, definiendo por dónde pasaría la gestión clínica en nuestros pacientes, junto con priorizar los grupos etarios que más nos interesan, que van del año hasta los catorce años de edad. Con estos dos programas, pretendemos abordar toda la población infantil y pediátrica y a las embarazadas, a quienes en conjunto consideramos un área de alta vulnerabilidad, para, a partir de eso, comenzar todo un seguimiento epidemiológico.
Otro programa que hemos puesto en vigencia, se basa en el control y el seguimiento de la mujer en consultorio gineco-obstétrico, en el cuidado de su salud sexual y reproductiva. Estos son dos temas importantes que estamos trabajando, en una provincia que en algún momento se vanagloriaba de haber alcanzado el desarrollo de la educación sexual extendida a toda la educación y a los sistemas de control para la fertilidad a partir de los 14 años. Sin embargo, en estos momentos hemos retrocedido muchísimo. Pero como sabemos que a partir de la mujer, llegamos prácticamente a todo el grupo familiar, iniciamos la transformación con las ochenta mil mujeres en edad fértil que tenemos, este es el primer grupo con el que estamos trabajando.
El otro tema que consideramos importantísimo es el del adulto mayor. Normalmente, dentro de nuestras poblaciones aparecen franjas etarias que por la naturaleza misma de las organizaciones no son tenidas en cuenta, y los adultos mayores son una de esas. Para nosotros, representan el 15% de la población total de nuestros afiliados, o sea que la tasa de envejecimiento de la OSEP es del 15%, a diferencia del porcentaje del total de la provincia que es del 12.Pero si la comparamos con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que tiene una tasa del 21% de envejecimiento, fíjense que estoy hablando de una de las provincias más ricas del país, como Mendoza, resulta que la tasa de envejecimiento es del 12%, es decir de casi la mitad de lo que es la CABA.
Cómo se distribuyen los recursos y los accesos a los servicios es un tema determinante para explicar la cantidad y la calidad del alcance de esta tasa. En nuestra población de adultos mayores se aprecia que viven un poquito mejor respecto de la media provincial, pero las tasas también difieren si voy de las regiones más rurales a las regiones más urbanas. Es así cómo, en Godoy Cruz un centro netamente urbano, se concentran mayores tasas, lo que implicaque allí las personas viven más.
Lo cierto es que durante muchos años, estos adultos mayores han sido ignorados, no han sido considerados, y nosotros estamos abordando su problemática. Actualmente estamos abocados a crear una escuela de Medicina interna, ya que tenemos un hospital de referencia para ello. Si bien este hospital tiene más de 100 años, está vinculado con la formación de clínicos, de médicos muy buenos y, a partir de eso queremos trabajar en el abordaje de patologías crónicas. Ya tenemos una red de pacientes crónicos integrados con el tema de la clínica. Por otro lado, también contamos con un Área de tercera edad, que desarrolla programas especiales.
Otro tema que nosotros llamamos “Abordaje poblacional”, tiene que ver con que todo el sistema sanitario de la provincia, y está montado en función de la oferta de servicios, pero respecto de la demanda no sabemos nada. Nos olvidamos de qué tiene nuestra población, no la censamos, la Obra social tiene los datos filiatorios pero no incluye datos socioeconómicos ni territoriales. Frente a esto, formamos un equipo de facilitadores, que serían como los agentes sanitarios de la OSEP, para funcionar como mediadores entre la población y la Obra social. Así, con la visita a los barrios, estamos evaluando vivienda, acceso, georreferenciación al lugar de origen, sistemas de transporte público, sistemas sanitarios alternativos que se encuentren en la región y, también, cuáles la red farmacéutica más cercana. A partir de estos valiosos datos, buscaremos establecer cuáles son los mecanismos de acceso de las poblaciones relevadas.
Este programa, que empezó en enero de 2016, ya posee 60 personas calificadas trabajando. Se trata de un proyecto bastante ambicioso, que va a incorporar alrededor de 150 personas en todo el territorio.
En OSEP no hemos tomado ningún trabajador nuevo, todo lo que se está construyendo es con los cuadros intermedios. Afortunadamente, OSEP tenía y continúa teniendo cuadros técnicos muy sólidos en cuanto a diversidad de especialidades, lo que ha permitido la conformación de equipos que hoy nos permiten trabajar en varios frentes. Además, contamos con una fuerte adhesión del recurso humano, a pocos meses de haberse iniciado la nueva gestión.
Un tema que solo quería mencionares el de la creación de un Área de Economía de la Salud dentro de la obra social. Esto tiene que ver con el acceso a los recursos y con su distribución. Necesitamos saber cuánto se gasta por poblaciones, qué beneficios obtenemos de ello, cuánto pagamos por cada unidad, etc. Es imprescindible encarar el análisis económico propiamente dicho, en términos de costo-efectividad y costo-eficiencia, temas que no se estaban evaluando.
Sin dudas, cada decisión que debemos tomar desde el sistema sanitario conlleva una gran responsabilidad sobre cómo asigno los recursos. Este tema debe ser evaluado y debo tener elementos para tomar las decisiones adecuadas.
Hay más proyectos para contarles, pero como quiero llegar a cómo se articulan estos desarrollos con la Política de Medicamentos, le voy a pedir a la doctora Mónica Guerrieri, que explique cómo funciona el programa “Uso racional del medicamento” que estamos desarrollando bajo su coordinación.
Mónica Guerrieri
Buenas tardes. Primero, voy a tener que explicar qué es, dentro de nuestro trabajo, “el uso racional”. En los años ochenta había una definición que decía que Uso Racional es la utilización del medicamento adecuado para la patología del paciente, con la duración y la dosis adecuada, y, además, con adhesión. Digamos que en una nueva definición es muy importante este tema dela adhesión ydel seguimiento del paciente. Todo ello representa un costo que a la vez se vincula con generar menores costos tanto para el paciente como para la Institución.
Y, de esto, creo que nos hemos olvidado un poco. Acá estamos todos los actores involucrados, los médicos, los farmacéuticos, las farmacias, la industria y están las políticas, y sumamos, también, alos pacientes. Ya que estos se tienen que hacer cargo de su propio cuidado y, en este autocuidado, ya estamos hablando de atención primaria. Vamos a trabajar fuertemente en esto, es decir, en la atención primaria.
Actualmente, sabemos cuántos pacientes diabéticos tenemos, por el programa de crónicos, pero no sabemos cuántos de estos pacientes diabéticos no están consumiendo adecuadamente la medicación, quienes están fuera de programa, cuántas otras personas son diabéticas y ni siquiera lo saben. A partir del nuevo programa, vamos a conocer esta información gracias al abordaje poblacional, que va a ser un acercamiento a los pacientes y un cruce entre la necesidad, como datoal que tenemos que llegar, y la oferta que tenemos.
Nosotros tenemos un montón de medicamentos, lo cierto es que está todo el Manual farmacéutico. Pero hay medicamentos que sirven y otros que no, y lo que tenemos que lograr es la total accesibilidad de aquellos pacientes que hoy no acceden a los medicamentos que resultan esenciales para las patologías crónicas. Por lo tanto, vamos a desarrollar un conjunto de acciones.
En principio, vamos a efectivizar los seguimientos. Lamentablemente, la lógica de nuestro sistema es una lógica presupuestaria, no es una lógica de gestión y de seguimiento de pacientes. O sea, nosotros parece que estamos para pagar, para saber cuánto gastamos y cuánto pagamos, pero no tenemos la lógica de la gestión del paciente, entonces lo que buscamos es llegar a eso.
Vamos a realizar algunas acciones con los médicos, respecto de todo lo que es comunicación. Les vamos a llevar a sus consultorios los consumos, es decir, sus prescripciones. Conocer estos datos nos ha revelado un mundo y poder acercarles sus consumos creo que también abre un poco la cabeza y nos permite analizar mejor lo que está pasando. Porque también sabemos que hay mucha presión de parte de los pacientes –en esta sociedad “medicalizada” que tenemos– para que los médicos hagan recetas. Entonces, con esta acción también le decimos al médico, de una manera informada y profesional: “por favor, pare un poco de hacer esto, lleve su historia clínica y atienda a sus pacientes”.
También informamos los usos de medicamentos que realizan los pacientes polimedicados, los de mayor consumo, a la mayoría de los médicos y a los pacientes, para que todos comprendan que no todo medicamento sirve para toda enfermedad. Sin dudas, sobre este tema tendremos que capacitar y educar a los pacientes en el derecho que tiene la población de conocer. En general, no medimos cuántos son los problemas que tenemos o cuántos daños produce un medicamento mal prescripto ni cuántos pacientes llegan, a nuestras guardias, en mal estado por efectos adversos de los fármacos. En el mundo, dicen que este número de pacientes ronda entre un 10% a un 15%,y que un 25% de estos son mayores de 65 años.
Frente a estos problemas, vamos a desarrollar reportes, herramientas de gestión. El sistema es muy importante para nosotros y ya se está adecuando una historia clínica única para cada paciente.
En un segundo nivel de trabajo, vamos a centralizar las compras de los efectores y del sector odontológico, en un solo depósito, esto va a dar mayor volumen de compra, mejora en los costos y también mayor transparencia y control. También buscaremos mejorar lo que es el Comité de Seguridad, que es un tema para hablar en otro momento.
En la Argentina, son muy pocos los hospitales que tienen estos Comités, que son una organización muy sencilla y extremadamente útil, cuya función es controlar posibles daños o llevar el daño, debido a efectos adversos o errores en el suministro de medicación, a su más mínima expresión. Todos sabemos que hay muchos errores en medicación dentro de nuestros hospitales y que mucha gente muere. Entonces, creo que es un tema que nos debemos dar como debate, para empezar con acciones que nos permitirán salvar vidas.
En síntesis, sabemos que los recursos son escasos, por eso, como organización, creemos que la única opción que tenemos tiene que ver con la mejora de la gestión.
Esto nos va a permitir disponer de los recursos en el sitio adecuado y en el momento oportuno. No estamos hablando de quitarle nada a nadie ni de disminuir los accesos a los servicios a quienes les corresponden, sino que simplemente estamos hablando de la racionalidad en el acceso y en los servicios que se brindan. Y esto que planteamos para el medicamento, lo estamos planteando para todo el universo de las prestaciones. No queremos salirnos de los índices internaciones en cuanto a la aplicación de cómo se deben distribuir los recursos, tenemos respaldo técnico para sostenerlo y tenemos respaldo político. Porque este es un tema que se sostiene desde la política institucional y desde la política pública.
Desde los gobiernos, es primordial actuar con racionalidad porque ello es lo que sostiene la posibilidad de seguir trabajando y porque detrás de nosotros hay 400 mil personas que merecen que les resolvamos su problemática. Muchas gracias.
Marcelo Delgado
Buenas tardes, quiero felicitar a la organización, a toda la gente de La Pampa y a FEFARA por estas Jornadas. La idea es presentarles un panorama sobre la problemática que tienen las Obras Sociales Provinciales en general. Hasta hace unos meses, he sido director de la COSPE y ahora estoy trabajando desde la Universidad, y realmente estamos preocupados por esta problemática.
La problemática que tienen las Obras Sociales Provinciales, también la tiene el PAMI, también la tiene la Seguridad social, en general, pero me voy a focalizar fundamentalmente en este tema de las obras sociales provinciales, y quiero invitarlos especialmente, a que desde el sector farmacéutico tomen un compromiso significativo con relación a esta cuestión porque sé que también los afecta a ustedes. No solamente en el tema de los plazos y los precios, sino también, en el futuro, debido a la configuración del sistema sanitario.
Estamos frente a un cambio significativo de paradigma en la forma de prestar los servicios de salud. Todavía no lo podemos ver completamente porque a quienes estamos en el sector nos cuesta ver la necesidad de estos cambios. Pero justamente sobre este punto quiero plantear la reflexión, para que seamos también parte de la solución, como se decía en el panel anterior, pero de la construcción de esa solución, y que no vengan con las soluciones ya planteadas y cerradas, a las cuales después nos cuesta adaptarnos, sino que podamos ser constructores de esa alternativa.
Fundamentalmente, hoy las obras sociales provinciales –y en general las obras sociales– no saben si invierten o si gastan. No tienen claro si lo que gastan es absolutamente necesario gastarlo o si es simplemente un gasto. Porque, como lo decía recién con mucha claridad Sergio Vergara, no tenemos una medición, no conocemos en qué rubros consumen nuestros pacientes, ni qué estado de salud tienen, por lo tanto, no sabemos si el medicamento o la terapéutica es una inversión porque le mejora la calidad de vida a las personas. Es un gasto, nada más, porque finalmente había que hacerlo, aunque el resultado no sea el esperado, o simplemente, es un gasto discrecional que no generó ningún beneficio, sino solamente una erogación. Y este es el desafío de nuestro presente.
Vamos a tratar de plantear algunas cosas que tienen que ver con los desafíos genéricos y en esto voy a ser concreto: las obras sociales provinciales tienen que fortalecer el sistema solidario. Desde la irrupción del sistema privado de salud, se han roto los paradigmas de los sistemas solidarios con que fueron concebidas las obras sociales. Por el contrario, hay que promover la inclusión, lo han dicho quienes me antecedieron, y mantener las coberturas conforme las necesidades, este es un gran desafío. La ciencia avanza y está buenísimo lo de la investigación científica, lo que hacen los laboratorios, y toda la oferta de servicios, pero hay que financiarlos, y muy pocas veces se sustituye lo viejo por lo nuevo y en general, se suman las cosas, entonces eso genera una problemática difícil de resolver.
Por otra parte, hay que desarrollar la prevención en todos los niveles, y cuando digo todos los niveles no me refiero solamente a la salud, sino que nosotros recibimos muchas veces problemas sin resolver de otras áreas. Existe falta de prevención de otros sectores, entonces, lo que pasa con el accidente de tránsito, lo que pasa con los conflictos laborales, todo lo que tiene que ver con los accidentes de trabajo, como las ART no andan muy bien, lo terminamos pagando nosotros. Hay una serie de cuestiones que recibimos de esos sistemas y que tenemos que transformar, porque hay que procurar la sustentabilidad de los sistemas.
También se presentan desafíos nuevos, tenemos afiliados más informados y exigentes, muchas veces estimulados desde diferentes sectores. Y, además, tenemos un marcado individualismo. “Yo lo quiero para mí, no sé si para el resto hay”, y a continuación surgen muchas medidas cautelares. A esto se le suman expectativas de coberturas totales, creo que también alguna gestiones políticas han generado esta expectativa de una manera equivocada. “Salud para todos”, todo tipo de cobertura, pero esto es muy difícil de alcanzar. Es difícil porque algunos postulados políticos, que son ciertos y muy buenos, dicen “donde hay una necesidad, nace un derecho”, es parte del sistema democrático, pero tenemos que tener en cuenta que ese derecho tiene que ser posible, tiene que ser real, y los sistemas tenemos que saber cómo vamos a darle respuesta.
Muchas veces no solamente pasa por lo financiero. Anteriormente escuchaba que se van a abrir las residencias de anestesia en La Pampa, hay que aplaudir esto, porque muchas veces están los recursos financieros pero no tenemos la capacidad de resolver, porque falta el capital humano.
También existe, no podemos negarlo, una creciente conflictividad social que se extiende al sistema de salud. Quienes tenemos que atender a la gente lo podemos percibir, la gente viene crispada, viene con el “no” en la frente. Por otro lado, también es cierto que el prestador es cada vez más indiferente, esto también lo hemos visto en las distintas disertaciones y está muy marcado. La actividad se ha vuelto cada vez más técnica y despersonalizada. También padecemos esta desafectación en el sistema de salud, porque finalmente el paciente no encuentra un espacio donde lo tomen en cuenta, no lo contiene la obra social, no lo contiene el prestador, no lo contiene la familia. ¿Y quién lo contiene?
Todos los que estamos enfermos necesitamos cuidados, necesitamos cariño, necesitamos una oreja, incluso si no nos pueden resolver el tema de la enfermedad, pero de esto cada vez hay menos. Los sistemas de salud tenemos que ser conscientes de este cambio tan negativo y debemos tomarlo como un desafío.
Les planteo brevemente un punto que quedaría para otra disertación. En salud, los objetivos no están alineados con los incentivos, o lo digo al revés: los incentivos no están alineados con los objetivos. Por ejemplo, si yo a un paciente lo tengo que operar tres veces, me resulta mucho más rentable que hacerlo en una sola vez. Esto es una locura, tenemos que cambiar el sistema de retribución para que los incentivos finalmente estén alineados con los objetivos, y no que el sistema tenga objetivos que en definitiva van en contra del incentivo. Si soy un buen médico, gano poca plata. si realmente soy una buena clínica, con una buena performance, tengo menos días de internación en las unidades críticas.
Otro desafío es el incremento sostenido de la edad de los afiliados. Como lo expresaba muy bien Sergio, los sistemas de obras sociales provinciales también tienen jubilados, pero no tienen el sistema de financiamiento que tiene el PAMI, es decir que mientras todos aportamos al PAMI, no pasa lo mismo con nuestros sistemas.
Hay que mantener y favorecer la libertad de elección, perfecto, todo el mundo quiere elegir el prestador, pero todos quieren operarse en el Hospital Italiano de Buenos Aires, parece que todo otro efector no sirve. Con este ejemplo quiero decir que se debe racionalizar la judicialización, no digo que haya que cerrar la justicia, pero por lo menos que los jueces pregunten, tengan una pericia técnica, hagan una evaluación previa. Ahora resulta que todos los casos son de muerte inmediata y, sin embargo, no sé, no he visto que nadie se muera por no tomar el Embrel. Entonces, los jueces podrían tomarse un par de días para llamar a un técnico y asistirse.
Modernizar las estructuras de las obras sociales también es muy importante, recién lo veíamos con claridad en el desafío que tiene la OSEP y –como les decía al principio– sin ninguna duda hay que cambiar el paradigma. Nuestras obras sociales fueron concebidas como seguros, es decir, como fondos financiadores, y no como prestadores de servicios, entonces, debemos dar un golpe de timón: hay que empezar a trabajar con objetivos sanitarios y conocer nuestra población.
Invertir o gastar. Este es el núcleo de la discusión. Si tenemos erogaciones con bajo o nulo retorno sanitario, sin duda son gastos. Pero, cuál es el problema. Evidentemente, que las inversiones están sobre todo en el ámbito de la prevención o hay que llegar antes de las enfermedades y los problemas graves. Qué ocurre, y, bueno, muchas veces llegar antes no es valorado por el mercado. Sería mucho mejor darles a todas las chicas adolescentes entre 16 y 20 años que están en edad de fertilidad, directamente el ácido fólico, para después no tener que tratar una serie de patologías como consecuencia de no tenerlo. Pero, bueno, nadie valoraría eso.
En cambio, sí damos una ley que cubra la totalidad de la discapacidad:“toda persona que nace con discapacidad tiene derecho a…” y entonces todos aplaudimos y decimos “qué bueno”. Cuando en verdad, si les damos a todas las chicas ácido fólico y bajamos el nivel de nacimientos con problemas en el sistema nervioso central, probablemente sería difícil vender la cobertura de la discapacidad como política. Por eso necesitamos políticos que compren un buen sistema de salud, y no estar inaugurando hospitales a los que después cuesta muchísimo ponerles recursos humanos para que funcionen.
Medicina sin evidencia. Gran parte del gasto es porque se ensaya o se trata de hacer evidencia con nuestros pacientes. Esto ocurre en el mejor de los casos, porque en otros casos es el visitador médico el que hace la indicación y no el médico. Entonces, tenemos problemas, tenemos que fortalecer las especialidades clínicas, hay que pagarle mejor a los clínicos, hay que exigir que las especialidades tengan clínica, ya no hay médicos clínicos oftalmólogos, no hay médicos clínicos cardiológicos, todos son intervencionistas y, si no, está el médico de familia o el clínico que últimamente tiene muy bajo prestigio. Frente a esto, hay que fortalecer las especialidades clínicas, y eso es responsabilidad de la sociedad, ya no solamente de los sistemas de salud.
Otro gasto lo representa el exceso del uso de la tecnología y no solo esto, también la cobertura de lo que llamo “la medicina defensiva”. Muchas veces, los médicos generan gastos por las dudas, por miedo al juez o por miedo a los problemas de praxis o por la presión que reciben de los afiliados. Contra esto, tenemos que ir hacia un modelo asistencial. El médico necesita estar protegido pero tiene que estar protegido con guías de trabajo, con guías clínicas y con el respaldo de un modelo asistencial, para que no tenga que recurrir a la medicina preventiva. Así, frente a un problema judicial, podrá decir: “Mire, esta es la guía y esto es lo que recomiendo en una buena práctica, esto otro es lo que he hecho”. Entonces, se puede defender ante un juez con un trabajo bien hecho, y no defenderse con elementos subjetivos que finalmente terminan actuando en contra del sistema.
Por supuesto, otra gran definición de gasto son los caprichos de los usuarios, vamos a seguir en este tema, porque en esa zona hay mucho. Mientras tanto, continúo: tenemos ausencia de clínica médica, necesitamos categorización y acreditación de los prestadores. Hay que definir perfiles, no puede ser que tengamos prestadores generalistas, es decir, clínicas generalistas, que tienen altísimos índices de reinternación, por ejemplo, en las unidades críticas.
Si uno siguiera a un paciente mayor de 65 o 70 años con algunas patologías, por ejemplo, diabético, o con algún inconveniente como obesidad o alguna dificultad cardíaca, estoy seguro de que tres o cuatro veces al año va a ingresar a las unidades críticas. Lo ideal sería que una vez que ingresó en la unidad crítica por un evento inesperado, pueda tener un seguimiento diferencial de su médico clínico, pueda tener un seguimiento específico de su control farmacológico, para así evitar el reingreso. Porque muchas veces reingresan por la misma causa que ingresaron la primera vez, lo que implica que no ha sido tratado de forma sistémica. Se lo estabilizó, se lo normalizó, entre comillas, pero vuelve a la casa y a los cuatro meses vuelve a ingresar. ¿Por qué? Y porque no existe ningún incentivo para que ese paciente no vuelva a ingresar, o al menos no ingrese en el mismo estado que lo hizo la primera vez.
Necesitamos seguimientos de perfiles prestacionales. Recién decía muy claro la gente de OSEP que hay que llevarle información al médico y decirle “Mirá esto es lo que vos recetás, este es el costo que vos tenés”. En algún sistema privado donde yo trabajaba, teníamos un sistema de cuánto es tu consulta vestida. Esto significaba no cuánto me cuesta tu consulta, sino tu consulta con todos los exámenes de laboratorio que necesitás para conocer qué le pasa al paciente. Cuánto le pedís diagnóstico por imágenes, cuántas recetas le hacés, porque recién con todos esos datos, tengo el costo de tu gestión y, finalmente, si eso le sirvió o no le sirvió al paciente.
Sigo con la enumeración: ausencia de objetivos, exceso de intermediación. Todos los que estamos acá en el sistema somos responsables por la excesiva intermediación, tenemos que parar con esta broma, que se queda con gran parte de los recursos que finalmente nunca llegan a quienes tienen que llegar. Hay que hacer un gran acuerdo y dejar de embromar con tanta gerenciadora, intermediarios y demás, que no agregan valor. Creo que la gestión es muy importante pero no podemos quedarnos en la gestión y que no llegue el resultado finalmente a los usuarios.
Y, por supuesto, los gastos se dan por ausencia de objetivos. Cuando un sistema no tiene objetivos sanitarios sino solo objetivos financieros, puede ser que estemos ahorrando un montón de plata pero la gente se nos está muriendo. Entonces, los objetivos tienen que ser sanitarios y los medios son los que tienen que ser financieros. En nuestras obras sociales provinciales lamentablemente siempre tenemos problemas con el Secretario de Hacienda, porque los objetivos son financieros y no son sanitarios.
Otro punto importante, sobre el cual se habló mucho esta mañana es el de la selección de tecnologías, creo que es fundamental una revisión de este tema porque urge en nuestras obras sociales aplicar la selección de tecnologías y, fundamentalmente, respecto del medicamento. Cuando proponemos un cambio de paradigma, una de las propuestas que hacemos nosotros –o que hacemos en la Universidad–consiste en cambiar el concepto. El medicamento no es un bien comercial, es un bien social, que tiene un precio. Ante todo, es un bien social. ¿Qué significa este cambio? Este cambio significa que las organizaciones que producen medicamentos deben apuntar a la optimización no a la maximización del beneficio.
Mal que nos pese, estamos en la sociedad del siglo XXI y no puede pasar todo por el retorno al capital. Tenemos que empezar a mirar a la sociedad de otra manera, tenemos que empezar a cambiar los paradigmas que rigen el comercio o que rigen las transacciones comerciales, porque no tenemos posibilidades de dar vuelta este sistema si no es con un cambio de mirada.
No se trata de segmentar los mercados como hace la industria, sino de proteger a los ciudadanos. Esto es lo que significa un medicamento como bien social. En el caso de un bien comercial se diversifica su uso, pero nosotros nos tenemos que focalizar en la necesidad; en el primer caso se busca la rentabilidad, pero nosotros tenemos que buscar la equidad.
Los bienes comerciales se reinventan todos los días, cambian el tamaño del blíster de un medicamento, le cambian el color, le agregan dúo, flexi, no sé cuántos detalles más. Pero en definitiva, la finalidad debería ser que ese medicamento desaparezca, porque ya esa patología no existe. Esa es la diferencia de paradigma.
Se destina una importante cantidad de recursos a publicidad y promoción. Ni hablar, por ejemplo, del trabajo de locutores de televisión recetando medicamentos, una locura. Una locura y nadie se escandaliza, lo cual es otra locura. En estos casos, lo que hay que hacer es focalizar en la divulgación de información y no en la publicidad. Sin ninguna duda, hay que regular la publicidad de la medicación, es impresionante que el 80% de la publicidad de los noticieros sean laboratorios y medicamentos.
En realidad, los bienes comerciales pertenecen al ámbito privado y los bienes sociales están en el ámbito público de la sociedad civil. Este es un gran desafío y sobre esto tiene que desplegarse un gran debate, es una cuestión que tenemos que discutir entre todos y, fundamentalmente, a muchos de los que estamos en estas Jornadas nos toca esta responsabilidad.
Les voy a sumar algunas de las perspectivas que marcan tendencia: que ya son pocos los sistemas solidarios que se van a poder mantener con formularios terapéuticos abiertos, por el contrario, vamos a tener que ir a consensuar formularios terapéuticos pero con un método, es decir, ya no se va a poder decidir discrecionalmente que determinado grupo de afiliados no acceden a un servicio porque no nos alcanza la plata. No, habrá que hacer un trabajo como corresponde, y creo que en este punto los Colegios de Farmacéuticos, las Universidades, la Formación de posgrado, tienen muchísimo para discutir y aportar. Hay algunas provincias que lo han hecho y lo han hecho muy bien. Tengo el ejemplo de la provincia de Santa Fe, donde se ha trabajado cooperativamente con las instituciones farmacéuticas. Creo que hay que buscar ejemplos y animarse a replicar experiencias y, por sobre todo, tener la voluntad política de poner los proyectos en marcha.
En estas decisiones y transformaciones, vamos a tener muchos problemas con la industria, claro que sí, pero la industria está focalizada en otras cosas, y nosotros tenemos una responsabilidad diferente y específica como sistemas sociales provinciales.
Dentro del gasto familiar, también el tema salud es cada vez más grande, porque al gasto que tiene que ver con los insumos, se le suma todo el gasto del confort. Ya no hay ninguna clínica que no te cobre confort, te cobran por el televisor, el aire acondicionado, la colcha, la medialuna. Entonces, el gasto familiar es cada vez más grande y la presión sobre el bolsillo de la gente, mayor.
Actualmente, existe tensión en toda la cadena de valor, pero en particular, en la farmacia. Fíjense que la farmacia se lleva prácticamente el 90% de la capacidad comercial instalada entre las personas, es decir, todo lo que significa el fondo de comercio, lo que significa mantener una farmacia, sin embargo, administra menos del 50% de los medicamentos. Hoy los laboratorios y las droguerías actúan directamente, sobre todo con los medicamentes que tienen mayor valor agregado y que no pasan por las farmacias. En el modelo actual, la farmacia cada vez se encuentra más resignada a atender servicios y medicamentos de más baja complejidad y parece que para lo otro no estuviese preparada. Este es un tema para plantear seriamente con todas sus implicancias.
La farmacia tiene que ser el eslabón de la cadena de valor más importante porque es el que tiene contacto directo y final con el usuario. Esto hay que defenderlo, hay que trabajarlo, hay que fortalecerlo y el único modo es planteándolo con honestidad. Mas del 50% del gasto farmacéutico de las obras sociales provinciales no pasa por la farmacia, sépanlo. Y si lo saben, tenemos que empezar a hacer algo.
Expongo ahora algunas propuestas que ya hemos compartido en otros ámbitos. Tenemos que utilizar las herramientas de la responsabilidad social empresaria para tratar al medicamento como un bien social. La farmacia tiene que volver a ser valorada por la gente, como un servicio y de ningún modo como un comercio. La gente tiene que ver en el farmacéutico al profesional que le puede recomendar, quien la puede asesorar, quien la puede acompañar y servir. El farmacéutico no es quien le puede vender. Por supuesto que los productos tienen un precio, pero este tiene que ser el último argumento, porque el primer argumento es que la farmacia tiene que ser un servicio para la población.
En efecto, hay que establecer un nuevo marco ético, no solamente respecto de los incentivos ocultos, sino también con otros incentivos que no están tan ocultos y que son escandalosos. Tenemos que, por ejemplo, ordenar la función de los agentes de propaganda médica. Es terrible lo que hacen por ello hay que ponerlo en evidencia y pedirle al Estado que regule esta situación.
Sabemos que son necesarios y son útiles, pero no pueden trabajar como trabajan. Cualquiera de ustedes que vaya a un centro ambulatorio, podrá percibir cómo presionan los agentes de propaganda médica. Y, después, los laboratorios se desentienden de los argumentos esgrimidos, porque dicen “No, eso lo ha dicho la gente de propaganda médica”, como si no fueran los laboratorios quienes les bajan la línea de discurso a sus agentes. Los Estados tienen que tomar una posición firme con relación a estos trabajadores, que también forman parte del sector salud y que necesitamos que se sumen a los desafíos.
Hay que controlar con energía la autoprescripción, es muy importante, ahí sí el rol de la farmacia es fundamental y creo que ese rol tiene que ser apoyado y subsidiado por el Estado. Hay que buscar mecanismos a través de los cuales las farmacias puedan trabajar con el tema de la autoprescripción, pero no en contra de sus intereses sino en favor de volver a posicionarse como referencia prestigiosa de los servicios de salud.
Finalmente, tenemos que cuidar los costos crecientes que tiene la seguridad social, porque de otra manera las variables de ajuste van a terminar perjudicando al sistema y en consecuencia a los afiliados. Necesitamos que cada vez se gaste menos en aquellas cosas que no impactan en la salud de las personas, para que el presupuesto alcance mayor eficacia, mayor eficiencia y, fundamentalmente, virar el gasto hacia aquellos servicios que generan prevención en el sistema. Está comprobado que se podrían alcanzar mejores y mayores coberturas, en la medida que se pudieran controlar los gastos discrecionales.
Refuerzo las ideas de que es imprescindible fortalecer la protocolización, trabajar con una mayor base de evidencia, y en esto también las farmacias podrían ayudar muchísimo con sistemas de información integrados a las obras sociales provinciales. No es posible autorizar productos en fases intermedias, este es un control que le corresponde al Estado. Como ya discutimos, se deben condenar los incentivos ocultos y, ante una sociedad que ha crecido en desigualdades, contener a los sectores de menores recursos.
Finalmente, esta es una reflexión para ir cerrando y agradeciendo al auditorio su atención, tenemos que saber que los problemas que no gestionamos serán la causa de nuestros desaciertos. El mundo necesita modelos sociales más cooperativos y equitativos, y no debemos tener miedo de reclamar para que ellos se concreten. Estamos en la sociedad del siglo XXI, que exige otra perspectiva, tanto desde lo humano como desde lo económico, y si bien la situación es grave, todavía la solución está en nuestras manos. Muchísimas gracias a todo el auditorio.
Miguel Antonio Tavella
Buenas tardes a todos. El instituto de Seguridad Social de La Pampa es un organismo paraestatal, que no depende de ningún órgano de gobierno ni del presupuesto de la provincia, tiene los controles que las leyes le imponen, como corresponde, y está administrado por un Directorio conformado por diez personas. Entre estas diez personas, cinco son nombradas por el gobierno y cinco son elegidas por nuestros afiliados. En caso de empate en las decisiones, vota el presidente. Sin embargo, puedo decirles que en más de doce años de trabajo nunca votamos, porque hay una tarea diaria, constante, con la mayor responsabilidad posible de parte de todos los que forman parte del Directorio. En este sentido, no tenemos grandes conflictos porque los objetivos que tenemos están marcados por la ley y son comunes.
Tenemos que atender la Seguridad Social de la provincia. Para eso, el organismo cuenta con la Caja de jubilaciones y la Obra social, que es algo así como el broker de seguro del gobierno. En esta complejidad, la Obra social constituye el organismo más importante, el más numeroso, si bien no es el que mayor presupuesto tiene, ya que el respaldo que tienen las jubilaciones es superior.
Para este año, nuestro organismo tiene previsto un presupuesto que supera los mil millones, de los cuales el 90% está destinado a las prestaciones, mientras el otro 10%se orienta a los gastos de funcionamiento e inversiones de capital. Dentro de ese 90%, para ser sintético, durante los últimos diez años, el gasto en medicamentos oscilaba entre el 27%y el 31%, es decir que hay una previsión para este año de casi 300 millones de pesos, presupuestados para el tema de los medicamentos.
El presupuesto de la Obra social y todas las normas las dicta nuestro Directorio; tenemos las libertades suficientes, mientras estemos dentro del marco de la ley. Es decir que somos responsables de todas las decisiones que se tomen.Actualmente, atravesamos un período de transición, pues se han empezado a retirar aquellas personas que la fundaron y hoy tenemos un equipo bastante joven, no solo de empleados sino también entre los profesionales, de los cuales estamos muy orgullosos.
Para no abundar en detalles, les comento que todos nuestros afiliados tienen los mismos derechos, en tanto no tienen derecho a rechazar la Obra social, porque nuestra Obra social es obligatoria para todos los empleados públicos. Hay algunos grupos que por distintas razones han pasado a ser afiliados nuestros porque así se lo permiten, pero ninguno puede decir “yo no quiero la obra social”, porque la ley no le da esa posibilidad.
Nuestro sistema de funcionamiento se articula directamente con los prestadores, casi sin intermediaciones de ninguna naturaleza, contratamos a todos los médicos, a todos los prestadores. Quizá con el único que hemos hecho alguna cosa en común, ha sido justamente con el Colegio de Farmacéuticos, con el cual durante muchos años implementamos el Programa de vacunación vía farmacias, un sistema que –creo yo– es absolutamente recomendable, en la medida que las condiciones lo permitan.
Esta ha sido una experiencia muy exitosa, pero este año la tuvimos que cambiar por un esquema general que se planteó, en la vacunación, desde Nación. La Nación mandó las vacunas a la provincia, estas venían con las de la Obra social y el planteo fue que las vacunaciones se harían en el sistema público, para armar una especie de sistema epidemiológico y tomar datos que no se tenían. Durante todos los años anteriores, lo habíamos hecho vía el Colegio de farmacéuticos y todos sus integrantes. Cada año el sistema se mejoraba y espero que lo vayamos a retomar en las próximas gestiones.
Me interesa comentarles que el tema de los medicamentos nos preocupó desde un primer momento, en la Obra social. Una de las medidas que entonces se tomaron fue cambiar el sistema de compra de los medicamentos. Esto produjo algunos sacudones, pero a partir de 2005 implementamos un mecanismo que le llamamos el FT, que es el “formulario terapéutico”, en cuya confección y mejora colaboraron también todos los farmacéuticos, a través de su entidad. Cuando empezamos, no teníamos farmacéutico en la Obra social, hoy tenemos tres, y una Consultoría externa que es de los mejores niveles de la Argentina. Cada uno de nuestro afiliados elige el médico y elige la farmacia, en este sentido, no hay tutores ni nada por el estilo.
El formulario terapéutico nos permitió mejorar las prestaciones, estar más cerca de nuestros afiliados, conocer más, y buena parte de eso lo tenemos gracias a las farmacias y a los farmacéuticos, ya que en nuestro sistema la grabación de la receta viene con una pequeña historia clínica, que nos permite conservar un conocimiento bastante grande de los afiliados que tienen alguna patología.
Nuestra Obra social cubre un cuarto de la población de la provincia, que no es poco, y no tenemos una relación de gasto de funcionamiento elevada, sino más o menos razonable, que responde a los estándares conocidos. Tenemos también la alternativa de que se analizan las prescripciones conociendo bastante de la patología de nuestros afiliados. Entre estos un 25% a 30% tienen al menos una patología, en tanto un 30% posee dos, que nosotros tenemos registradas. En consecuencia, en el tema concreto de los medicamentos, se analizan muchas de las prescripciones para verificar su correspondencia.
Nuestra Obra social atiende todas las patologías bajo el sistema del genérico, y se estableció un sistema de reconocimiento de un precio promedio fijo, y luego existen las alternativas comerciales entre las cuales nuestros afiliados pueden optar. En cada caso, según lo que cada uno elija, el grado de cobertura oscila entre un 50% y hasta el 100%.
En esta tarea, contamos con el apoyo de los farmacéuticos que son quienes dan el asesoramiento adecuado al afiliado. Al respecto, entendemos la disputa, porque nos pasa a nosotros también, porque no es fácil hacerle cambiar a un afiliado un medicamento por otro, por ejemplo cuando el doctor le dice: “Le receto Enalapril”. Entonces, la señora va y dice en la farmacia “Quiero Lotrial”. Es difícil que acepte otra cosa, aunque el farmacéutico le diga: “Mire señora, si usted lleva este otro, la Obra social se lo cubre completo”. Todos sabemos lo que es cambiarle la opinión a una persona cuando su médico le dio una indicación.
Por otra parte, tenemos divididos los planes de atención a los medicamentos entre los de uso corriente, los de alto costo y los de enfermedades crónicas, entre los cuales los de mayor costo y los de las patologías graves prácticamente los cubrimos al ciento por ciento. El resto, como les decía, un poco menos, según el medicamento que elija el afiliado. Luego, con estudios previos y algunas consideraciones sobre la evidencia científica y de los análisis que se hacen de las historias clínicas, tenemos programas de afiliados a quienes les damos medicamentos por un año al ciento por ciento, bajo seguimiento.
Uno de los objetivos que nos hemos planteado es cómo simplificarle la vida al afiliado. En ese sentido, debo decir –aun asumiendo el riesgo de esta decisión– que nosotros privilegiamos al afiliado, por encima del dinero y del costo. Y como hemos educado a nuestros afiliados en este sentido, hoy tenemos un universo de afiliados que cada vez es más demandante. Entonces, todo el mundo quiere ir al Fleming o al Hospital Italiano por un dolor muscular. Además, en estos casos a veces se cuenta con la poca paciencia de los médicos locales, porque no es que nosotros los mandamos, sino que el que los deriva es el médico.
Padecemos también, no voy a entrar en detalles, el problema de las cuestiones judiciales. Los médicos, los jueces –en pueblo chico– son muy sencillos para resolver las cosas, y han llegado a decirme: “Si vos no estás de acuerdo, apela”, y a nosotros nos toca entonces arreglarnos con el afiliado y con el todo.
Los medicamentos, según el diario que leamos, aumentaron un 30%, un 40% o un 50%. Y nosotros nos nutrimos exclusivamente de la nómina salarial. Como les dije, nuestro flujo financiero son los aportes y las contribuciones que son absolutamente respetados por todos los organismos provinciales empleadores, y tenemos algunas otras cuestiones que nos han permitido mejorar determinadas prestaciones. Con esto les quiero decir que el afiliado siempre va a estar reclamando y, hoy en día, tenemos precios actualizados pero con salarios del año pasado, por lo tanto, el aspecto financiero es muy difícil y nos toca a nosotros sentarnos con los prestadores, que naturalmente quieren tener sus retribuciones al día. Y uno los entiende pero no prometemos lo que no les podremos pagar. No le debemos nada a nadie, somos exageradamente cumplidores y eso es mérito de la gente que trabaja a diario en la Obra social, pendiente de todos los problemas y de manera solidaria.
Respecto de los adultos mayores, este ya constituye todo un tema de la seguridad social. Hace unos años hablamos con la gente de la universidad para tratar de crear una Cátedra de Introducción a la jubilación, porque lo que ocurre es que la gente no se quiere jubilar porque pasa a ganar la mitad o por otras cuestiones de índole cultural o de convivencia. Entonces, a partir de este verdadero problema, la universidad y nosotros, en conjunto, hemos ido implementado programas, mediante los cuales las personas mayores van a escuchar música, aprenden computación, aprenden a manejar una tablet o danzas o diversidad de talleres, porque sabemos que nuestros adultos también son afiliados obligatoriamente, es decir que no tienen otra opción. En todo caso, si quieren tener otra Obra social, la pueden tener, pero la nuestra no la puede dejar de aceptar.
Nosotros tenemos cada vez más jubilados, la gente cada vez vive más y la buena utilización del tiempo es una buena ayuda para transitar una mejor salud, para una mejor calidad de vida, y ese es un poco el sentido de este programa.
También tenemos algunos casos de abuso, por ejemplo, en el caso de la demanda de prótesis, porque como nuestros afiliados pueden elegir médico y prestaciones, también pueden elegir los insumos y, en el caso puntual de las prótesis, se producen algunos abusos sobre materiales de origen importado.
Por otro lado, me interesa destacar que de las organizaciones que nuclean a los prestadores, yo considero que la más preocupada por el sistema es la de los farmacéuticos. Por lo menos en el caso de la gente con la que nosotros tratamos, debo decirles que no existe el individualismo exacerbado que sí comprobamos entre los médicos y, sobre todo, en algunas especialidades médicas.
También me interesa contarles que siempre hemos tenido un nivel prestacional muy por encima del PMO o de las normas que se iban imponiendo. Hace varios años, en 2009, nuestro Directorio implementó el Programa de fertilización asistida, luego de haber escuchado y leído metros de propaganda y minutos de televisión, radio y demás, que prometían una cobertura de fertilización asistida de dudosa e improbable aplicación. En nuestro caso, en cambio, sin una orden legal ni nada, nuestro Directorio dictó la resolución implementado el Programa de fertilización asistida, elaborado por nuestros médicos, nuestra gente y nuestra Obra social, con normas claras, con un protocolo bastante firme y sólido respecto de quiénes podían acceder al programa y ya tenemos más de 170 tratamientos otorgados y más de 40 “pampeanitos” nuevos gracias a este programa.
También implementamos, en 2007, las cirugías bariátricas, algo casi inédito, y hoy tenemos más de 200 obesos que se han tratado, dentro de un programa bastante riguroso pero muy efectivo, y nuestra gente está muy feliz de poder tenerlo. Antes de todos los anuncios y demás, también implementamos un programa para los celíacos, que consideramos muy sencillo ya que le damos a los afiliados una suma muy superior a la que establece la normativa nacional y les pagamos cada semestre por adelantado. Para adquirir este beneficio, cada afiliado debe presentarse en la Obra social, hacer el trámite correspondiente y realizar todo el tratamiento, para percibir una suma de dinero, con la cual puede atender el mayor costo que su patología le genera, que es el de solventar su alimentación.
Estas cosas que yo les cuento parecen pequeñas, pero para nosotros son muy importantes, y lo que más quiero destacar es que esto ha sido generado directamente desde la Obra social por nuestra gente. Hace un mes, hemos modificado nuestro nomenclador y se han incorporado alrededor de 400 prácticas. Estamos dando un salto de calidad prestacional. Esperamos mejorar en breve plazo la cobertura en los medicamentos, por lo que les decía de actualizar los valores. Y, por último, estamos a punto de comenzar una etapa de modernización tecnológica, con lo cual también aspiramos a dar un salto de calidad respecto de la relación entre la Obra social y sus afiliados, lo que nos va a permitir evitarles las colas, que gasten el menor tiempo posible haciendo trámites, que puedan moverse con mayor facilidad y que dispongan de más y mejor información.
En general, no me parece muy justo decirles que estamos un poco mejor que los casos comentados en esta Mesa. pero lo digo simplemente para transmitirles que somos personas comunes, responsables, que tenemos una gente valiosísima, comprometida con la Obra social y que tenemos prestadores con los cuales se dialoga permanentemente. Entonces, por ahí tenemos alguna dificultad con los anestesistas, pero la fuimos resolviendo.
Nosotros también somos la autoridad de aplicación, a través del Instituto, y en una renegociación de términos y de plazos que fue casi pública, logramos que buena parte de los recursos vayan para la Obra social. Este tipo de negociaciones nos ha permitido sostener los programas nuevos. Nuestra filosofía es que lo que ponemos lo ponemos para siempre, no para la próxima campaña, sino para las próximas generaciones.
Tenemos relaciones con Cospra bastante buenas, ahí nos juntamos y todos aspiramos a mejorar las prestaciones, todos aspiramos a mejorar los servicios que les damos a nuestros afiliados. Como ya les comenté, no planteamos nada que no estemos seguros de poder financiar. Eso tiene sus ventajas y también sus críticas, ya que mucha gente –y en particular los amigos de la política–opinan que como somos contadores, no podemos saber nada de política. Pero a estos comentarios yo contesto que de cuentas sí, sabemos. Esto implica que si no tenemos tranquilidad no arriesgamos en nada y menos aún arriesgamos a nuestros afiliados, en eso somos muy conservadores. Todo el mundo, por un principio solidario, cuida la Obra social. Hay de todo, pero en general estamos orgullosos de tener un plantel como el que tenemos y bien contentos de las relaciones que alcanzamos con todas las actividades de los prestadores, incluidos especialmente nuestros amigos farmacéuticos, a quienes felicito por estas Jornadas. Muchas gracias.