¿Quién pagará la factura de medicamentos?, un tema cada vez más complicado. DataChaco (Argentina).
En estos días el organismo de control de medicamentos de Estados Unidos ha dado luz verde para la comercialización de un nuevo medicamentopara el colesterol, que costará 40 dólares por día de tratamiento. El nombre comercial en Estados Unidos es Praluent.El colesterol alto es como la presión arterial alta, uno de los enemigos públicos número uno, entronizados por la medicina, aunque no son enfermedades, y todo el mundo está preocupado por saber cuánto tiene, de colesterol y de presión arterial, y cómo bajar las cifras.Esta nueva droga baja más el colesterol que cualquiera de las existentes hasta el momento, del grupo de las estatinas, las más populares, cuyos fabricantes han sido multados en los últimos tiempos por publicidad engañosa, es decir decirles a los médicos que tienen más virtudes que las que realmente han sido demostradas en forma experimental, pero lo insólito de esta nueva droga es que ha sido autorizada para la venta antes de que esté finalizado el ensayo clínico que debería mostrar que además de bajar el colesterol baja la mortalidad cardiovascular, algo que viene siendo discutido desde hace tiempo con las estatinas.Sin embargo los cardiólogos la saludan alborozados, y también los accionistas de la empresa que lo fabrica ya que se pronostican ventas por miles de millones de dólares.
Si se leen los comentarios de lectores a la difusión por la prensa, se verá que hay un grupo mayoritario que saluda la noticia alborozado, más medicina será más salud y más vida, y un grupo minoritario que dice esto es solo un nuevo negocio de las farmacéuticas, solo interesadas en sus ganancias, y me temo que ninguna de estas dos posiciones es cierta, ya que la droga sería útil para casos relativamente raros de colesterol muy alto, una enfermedad hereditaria, que no puede tratarse con las estatinas, pero si baja más el colesterol que éstas, quien no querrá tomarlas?, es decir hacerle el juego al negocio de las farmacéuticas, que seguramente usarán de nuevo publicidad engañosa, lo más disimulada posible, para zafar de posibles sanciones.
El primer grupo de comentaristas de la noticia cierra el círculo en forma perfecta. Son adoradores de los medicamentos, y en la próxima consulta harán conocer al médico sus deseos de tomarla, y el médico, quizás pensando que algún beneficio pueden traerle, y que en todo caso lo pagará la obra social, y quizás pensando que si no lo receta el paciente cambiara de médico, lo terminará prescribiendo. El caso de los enemigos de los medicamentos, por su escaso número no implica problemas. Siempre hay gente rara.
El caso es muy similar al sofusbir, una droga nueva para tratar la hepatitis C, que está muy indicada para los pacientes con alto riesgo de cirrosis, pero de interés secundario para la mayoría de los infectados, aunque como cura la hepatitis C, que puede producir cirrosis y cáncer de hígado, todos quieren tomarla, y están presionando a los gobiernos en ese sentido.
Este nuevo medicamento para el colesterol aún no se puede vender en Argentina, lo mismo que el nuevo medicamento para la hepatitis C, que cuesta un millón de pesos, y que está en trámite hace 18 meses. Es de suponer que el gobierno dilata porque teme que se venga avalanchas de reclamos por estemedicamento apenas esté aprobado, pues todos los infectados querrán tomarlo, y el presupuesto necesario para ese solo medicamento es equivalente a todo lo que se gasta actualmente en salud, es decir que no será posible. Lo mismo pasará sin duda con este nuevo para el colesterol.
También podemos ver el circulo con los antibióticos, son muy útiles cuando el paciente tiene una infección bacteriana, pero no cuando es viral, las más comunes, aunque no es fácil diferenciar una de otra, por lo que muchas veces lo recetamos por las dudas, y si no los recetamos, la gente ya acostumbrada, va a la farmacia y los compra por su cuenta. De tanto usarlos inútilmente los microbios ya están acostumbrados y ya quedan pocos antibióticos que aún sirvan.
Es también el caso de los antidepresivos, muy útiles para una forma de depresión muy rara, llamada depresión mayor, pero inútiles para formas leves o tristeza, aunque se los usa a rolete.
El caso también de los nuevos medicamentos para el cáncer, donde los nuevos y costosos medicamentos que alargan la vida unos días o unas semanas, salen por recurso de amparo, si la obra social remolonea en pagarlo, aunque pueden ser algunos meses o años para casos especiales, difíciles de determinar de antemano caso por caso, así que se los indica para todos.
El marco general es la sociedad de consumo, más consumes más feliz eres, y además más vives, algo aún más importante que ser feliz, se trata por tanto de un tema complejo, de los que solo puede abordar la política, mediando entre los diversos intereses en juego. No es un tema para épocas electorales, pero esperemos el año que viene alguien tome cartas en el asunto, y si no será un gran negocio para los abogados, recursos de amparo mediante.
Una alternativa sería cambiar la sociedad de consumo, pero ¿Quién apoyaría eso? Solo el Papa Francisco y algunos críticos como él. Sin duda no los médicos, que vivimos del consumo de medicina, ni los accionistas de las farmacéuticas, muchos de los cuales se beneficiarán por partida doble, si tienen colesterol alto.